- ¿Has estado en las pirámides al amanecer?
Me preguntó de pronto Jorge Reyes, un actuario, como yo, al que había conocido cuando mucho un par de meses atrás y que se había convertido en un buen amigo, mi primero en esta bella ciudad. Él proveniente del D.F. pero con algunos años ya residiendo en Mérida, la de Yucatán, egresado de la Facultad de Ciencias de la UNAM, yo nacida en Mérida, pero habiendo crecido y estudiado en el D.F., egresada de la Anáhuac, considerábamos que teníamos muchas cosas en común.
Habíamos estado hablando de diversos temas, matemáticas, actuaría, seguros, los templarios, alquimia, hermética, los yucatecos, los huaches, que se marea durmiendo en hamaca, en fin, su pregunta me sacó de balance puesto que no tenía una relación directa con lo que hasta ese momento habíamos estado hablando:
-¿Has estado alguna vez en las pirámides cuando amanece?
- No
- Deberías ir, para que sientas la energía que siente la gente cuando está contigo...
Me quedé sin aliento...
Desde entonces, jamás he recibido un cumplido que lo supere. ¿Qué ha sido de nuestra amistad? Jorge es una de las personas que considero más cercanas a mi, nos vemos muy poco, primero porque estaba casado y no era yo precisamente la persona favorita de su mujer y ahora porque trabaja más fuera de la ciudad, normalmente en Cancún y Cozumel (el pobrecito se la pasa muy mal); pero estamos conectados de una manera impresionante, puede describirme lo que tengo frente a mi mientras hablamos por teléfono o percibir las imágenes de lo que le describo como si le mostrara una fotografía, físicamente; mi amigo es un verdadero desmadre, pero eso lo considero como una de sus mejores virtudes!
jueves, marzo 04, 2004
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