martes, abril 20, 2004

Male, mi eterna amiga, mi compañera astral
¿cuándo nos vimos por primera vez?
¿cuándo terminó el comienzo y empezó el otoño?
nuestros caminos se encontraron una tarde
ó tal vez ya estaban entrelazados y solo recomenzamos
en otro escenario, que hoy siento más bien hostil.

Antes de comenzar este poema
no sabía que escribir y de pronto pensé en tí
te pienso mucho, te pienso siempre
a veces te extraño, pero siempre me robas una sonrisa.

Las letras se conjugan y me asaltan
como la voz insistente de una hada bailarina
con cuerpo de niña y rizos rojizos
me doy cuenta que no puedo recrearte
que tu imagen es más grande que mis palabras necias
que el tributo es pálida imagen.

Eres complicada y sencilla, eres transparente
sin embargo, tu luz molesta a los ojos que no saben ver
y en el camino hay tantos ojos ciegos y tantas voces huecas.

Solitario es el camino de algunas almas
entre parajes estruendosos
difícil no cesar en el intento
pero al final siempre llega una brisa renovadora
que reconforta el silencio.

Otra forma de hablarte, hermana
lejana y presente
fuerte y liviana con tu sonrisa perfecta
y tu voz de sabio viejo brujo, hechicero.

La música se agota a veces pero de pronto
tarareas sonidos de casa y vuelve la calma.

Ilusos aquellos que piensan que algo
como lo que nos une termina,
no encuentro el comienzo, no imagino que acabe.

Sin embargo, estas palabras
suenan más huecas cuando quieren llamarte
mala idea escribirte un poema
sin el oficio de las letras, ni otros tantos.


Gracias Magda, tus pensamientos son hermosos y sé que son sinceros, pero creo que me sobreestimas, suele suceder cuando quieres mucho a alguien; yo también te quiero y deseo que pronto encuentres lo que buscas y que comiences a disfrutar la búsqueda; yo estoy en el camino apenas, pero he aprendido que también el camino es disfrutable. Te quiero amiga.

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