lunes, mayo 10, 2004
La mala educación...
Este domingo 9 de mayo fue el cumpleaños No. 30 de mi amigo Joaquín, pues bien, era necesario ser solidaria en tan difícil momento, la verdad es que lo ha tomado bastante bien, cerrando ciclos y emprendiendo una nueva etapa de su vida con mucha dignidad y siendo positivo; así que, el viernes comenzamos a festejar comimos en Boston's (una franquicia más aquí en la ciudad, pero que no está mal). Como debía recibir el cumpleaños de manera especial decidió festejarse en el restaurant tailandés, a él le gusta todo tipo de comida exótica y habiéndole recomendado ampliamente el lugar, decidió que allí fuera.
Para mi nada difícil continuar degustando el menú para decidir cuál es mi plato favorito. La parte no tan agradable fue la mezcla que ahí se reunió, Joaquín estuvo muy contento, lo cual era grato, pero decidió invitar a sus "amigas" de sus clases de spin.
Joaquín es físico, acaba de terminar una maestría en...algo, y está aplicando para continuar sus estudios sobre ese mismo algo en alguna institución en el extranjero, pero además es muy deportista y es instructor de spin, como además es muy coqueto pues tiene todo un séquito de chavas pretendidas "fresas" que pululan a su alrededor en espera que algún día las "pele", hay de todas edades y para todos los gustos, así que Félix y yo nos divertimos un rato observando la interacción; la primera causa de risa fue cuando la más chocante de ellas llamó al mesero para pedirle que le recomendara algo que no tuviera ni verduras ni sabores ni nada ¡exótico! (???!!!!), el mesero muy educadamente trató de explicarle en breve en qué consistía la comida tailandesa y que siendo mexicanos los sabores nos resultan precisamente exóticos, jeje! esto puede pasarle a cualquiera, pero su actitud fue lo que dio la nota cómica, al final decidió ingerir únicamente algo verdaderamente glamoroso, aunque no exótico, ¡una cerveza!, modelo especial.
La noche transcurrió, rescatada por Félix y más tarde por el guapísimo amigo de Joaquín (de cuyo nombre no me acuerdo) y me la pasé bien; el plato que pedí era bueno sin ser extraordinario y lo acompañé de un cosmopolitan que al menos me mareó por un rato. Lo discordante fue la hora de la cuenta, ya saben, esa maravillosa costumbre de pagar por lo que cada uno ha consumido y para variar al final el monto recaudado se quedó corto...faltaba una cantidad importante que obviamente era parte de la propina...de nada sirvió el esfuerzo de los meseros por explicar el menú, su amabilidad al acomodar y reacomodar y volver a acomodar mesas y sillas porque se había pedido una reservación para diez personas y al final acudió casi todo el personal convocado, su atenta disponibilidad de llevar el pastel, prender las velitas, cantar las mañanitas, ir por la cámara y tomar la foto del recuerdo...de nada, este tipo de actitudes no son apreciadas a la hora de compensarlos con la propina...
Félix y yo terminamos acompletando la mísera proporción...me pregunto si cinco pesos más que hubiera aportado cada una de las fresas les hubiera lesionado la cartera, a lo mejor ya no les alcanzaría para el cover de la "disco", trataban de elegir hacia dónde: Lythium, Mambo Café y no recuerdo más...destino: conocido...MI CASA, con este tipo de gente, ni a la esquina.
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