Después de haber asistido al concierto de cámara dirigido por Roberto Beltrán, Jorge, Laura y yo cenamos en Slavia y tras una botella de Ruffino decidimos que necesitábamos un pequeño descanso de la rutina; qué mejor que el caribe que nos queda tan cerca.
Destino: Tulum
Pável se integró al plan y dos días antes de la fecha fijada decidimos que era un go!, así que rápidamente hice los preparativos vía internet. Cabañas Copal parecía un sitio ideal y sobretodo accesible a nuestro presupuesto; llegamos por la noche del viernes y descubrimos que alguien había capturado mal mi cabaña, pero al menos esa noche gozaría de las condiciones pactadas; al día siguiente la recamarera me indicaba que debía mudarme; después de un par de intentos de aclarar que ellos se habían equivocado, fui llamada a la recepción...no podía permanecer en esa cabaña y debía decidir entre recibir 5 dólares de regreso o moverme a "la casita" por esa noche!!!! ¿tengo que escoger?
"La Casita" nos ofrecía la mejor vista del complejo y la cabaña más grande, terraza propia, hamaca, tina con vista al mar...Pável: ¡esto es una terrible injusticia!
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