El mantra de la compasión (los tibetanos lo pronuncian om mani peme hung), encarna la compasión y la bendición de todos los budas y bodisatvas, en especial de Avalokiteshavara, el Buda de la Compasión. Cada una de las seis sílabas tiene una virtud específica y poderosa para provocar la transformación en distintos aspectos de nuestro ser. Las seis sílabas purifican las seis emociones negativas, manifestación de la ignorancia, que nos hacen obrar de modo negativo con el cuerpo, el habla y la mente, creando así el samsara (rueda de la vida) y los sufrimientos que en él experimentamos. Por mediación del mantra, el orgullo, los celos, el deseo, la ignoracia, la codicia y la ira se transforman en su verdadera naturaleza, las sabidurías de las seis familias de budas que se manifiestan en la mente iluminada.
La recitación de las seis sílabas evita el renacimiento en los seis reinos del samsara y disipa el sufrimiento inherente a cada uno de ellos; al mismo tiempo purifica los agregados del yo, los skandas, y perfecciona, las seis clases de acción trascendental del corazón de la mente iluminada, las paramitas de la generosidad, la conducta armoniosa, la paciencia, el entusiasmo, la concentración y la sabiduría.
Se dice también que confiere una poderosa protección contra toda clase de influencias negativas y contra varias formas distintas de enfermedad. (Sogyal Rimponché, El Libro Tibetano de la Vida y la Muerte)
Casa Tibet de México
miércoles, febrero 11, 2004
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